Morderse las uñas es algo muy común en nuestra sociedad. Los nervios suelen ser la causa principal que nos lleva a hacerlo, aunque no siempre es así. Muchas veces se trata de una simple manía. Este hecho que simple vista parece inocente puede suponer un problema para nuestra salud.
¿Cuáles son los principales problemas que puede generar morderse las uñas en nuestros dientes?
Antes de nada, tenemos que dar importancia a la labor preventiva con las pequeñas acciones que se llevan a cabo día a día para mantener una correcta salud dental. Dejar de mordernos las uñas es una de esas acciones.
La cantidad de bacterias que se acumulan en las uñas y en nuestros dedos pueden instaurarse en nuestra boca cuando nos las mordemos. Las bacterias son la principal fuente de enfermedades, siendo nuestra boca el principal caldo de cultivo para su desarrollo. Pero al morderse las uñas, no solo las bacterias influyen, también las fuertes presiones realizadas por la dentadura y la encía para conseguir cortar la uña, pueden producir daños a largo plazo. Una exposición reiterada puede producir roturas y desplazamientos.
Otro de los aspectos negativos son los pequeños trozos de uña que pueden introducirse entre los dientes y terminar en las encías. Fruto de ello se pueden generar problemas periodontales en las encías o en los implantes dentales en caso de usuarlos.
¿Cuál es la razón por la que nos mordemos las uñas?
Como comentábamos al inicio de este artículo, los nervios son la principal causa. Mordiéndonos las uñas encontramos ‘paz’, ‘calma’ y ‘autocontrol’. De esta forma distraemos nuestro estado nervioso y nos mantenemos activos alejando nuestra atención de lo que nos produce los nervios.
Se trata por tanto de algo psicológico, inconsciente, que podemos llegar a controlar al momento, pero que con el tiempo, de manera intuitiva, volverá a florecer ante situaciones que nos produzcan nervios.
¿Hay solución?
Claro que la hay. Cortar de forma continua las uñas, manteniéndolas de forma constante cortas, nos permitirá evitar la tentación ante la falta de uñas. Existen otros métodos como el de impregnar la uña con algún esmalte incoloro que tenga mal sabor. De esta forma cuando nos mordemos las uñas, nuestro cerebro asocia el morder la uña con un mal gusto o mal sabor.
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